Mon oncle - Una sátira de lo más entrañable.
- María López-Bleda
- 25 abr 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 12 may 2018

FICHA TÉCNICA:
Título: Mon oncle (Mi tío)
Año: 1958
País: Francia
Director: Jacques Tati
Productora: Gaumont Distribution, Specta Films, Gray-Film, Alter Films
Guión: Jacques Tati, Jacques Lagrange, Jean L'Hôte
Fotografía: Jean Bourgoin
Música: Franck Barcellini, Alain Romans
Duración: 120 min.
Género: Comedia / sátira
Reparto: Jacques Tati, Jean-Pierre Zola, Adrienne Servantie, Lucien Frégis, Betty Schneider, Jean-François Martial
SINOPSIS
El señor Hulot (interpretado por el propio director, Jaques Tati) vive en el casco antiguo de la ciudad. Al estar desempleado, se ocupa de recoger del colegio a su sobrino todos los días y llevarlo a su modernísima casa donde viven su hermana y su cuñado, que es quien trata de conseguirle un puesto en la fábrica en la que trabaja.
IMPRESIONES
Lo más sobresaliente de la película es su preciosa estética. Se comparan satíricamente el mundo tradicional con el nuevo mundo moderno. Por una parte, se muestra el desastroso encanto del casco antiguo y su antítesis: lo frío pero equilibrado de los nuevos barrios modernos. Son, en primer lugar, la casa del señor Hulot, y en segundo lugar, la casa del señor Arpel.
El color juega un papel esencial, Jacques Tati se decanta por una gama cromática que utiliza –en su mayoría– colores pastel. La pantalla se invade de una rica belleza visual muy agradable a la vista.
Esta sátira entre ambas partes de la ciudad, lo viejo y lo nuevo, es desternillante, sobre todo en la ridiculización de los nuevos barrios modernos que no son nada prácticos.
Pero la mejor burla que hace es a la sociedad. Prácticamente todos los personajes representan diferentes estereotipos de personas de la sociedad de aquel entonces (años 50-60). El personaje del barrendero que siempre busca una excusa para hacer cualquier cosa antes que su trabajo, personalmente, me pareció sensacional. Pero la mejor diatriba es la que hace a los ricos. El ejemplo más claro es el de la familia Arpel, quienes solo encienden la fuente de su jardín cuando hay visitas, se burla de la buena impresión que los ricos quieren hacer frente a otros presumiendo de sus cosas.
Tati rescata el humor silente del cine mudo. No me cabe duda que para la caracterización de Hulot, Tati se inspiró en nuestro querido Charlot.
Verdaderamente, una obra encantadora.
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